Los dos balazos con los que fue acabada la vida de Yefferson Uribe Lizcano, de 30 años, el pasado 22 de agosto en el sector de la Diva, sobre la vía a Guatiguará en Piedecuesta, no quedarán impunes, pues la Policía Metropolitana de Bucaramanga y el CTI lograron hoy dar captura a quien sería su homicida.

Como L.M.A.M. de 19 años, conocido con el alias de ‘Pambe’, fue identificado el presunto autor de este crimen y quien hoy ‘cayó’ en el barrio Nueva Colombia, del ‘Municipio Garrotero’.

Este no sería el primer intento de las autoridades por atrapar al sospechoso, pues se habría ‘escurrido’ en dos ocasiones; sin embargo, ese martes festivo, la tercera fue la vencida.

El capitán Andrés Pérez, comandante de la Estación de Policía de Piedecuesta, informó que “hacia las 2:00 de la tarde de hoy se desplegaron las unidades del Grupo de Operaciones Especiales, Goes, desde la vereda Colinas, en Ruitoque”, en una intensa caminata por varias zonas boscosas y empinadas hasta llegar al sector de Nueva Colombia, para sorprender del todo a alias ‘Pambe’

Para este procedimiento fue clave la información brindada por la comunidad, “que estaba cansada de la presencia de esta persona, quien vivía atormentándolos y exhibiendo su arma de fuego”, por lo que, la misma ciudadanía ayudó a ubicar al sujeto.

Ahora, “lo dejaremos a disposición de la Fiscalía General de la Nación para que se decida su futuro judicial. Con esto reiteramos que, homicidio que ocurra en Piedecuesta no queda impune”, puntualizó el capitán Pérez.

EL CRIMEN

Aquella noche de sábado – en la que regía un toque de queda – muchos compartían en vía pública; entre ellos estaba la víctima: Uribe Lizcano, quien estaba con algunos amigos frente a la casa 9 de la manzana B de la Diva.

Eran las 9:00 p.m. cuando dos hombres a bordo de una moto, pasaron veloces por su lado para asestarle dos disparos a la altura del tórax, sin mediar palabra. El del arma habría sido alias ‘Pambe’, quien, según la Policía, “es cuñado” de la víctima y lo habría atacado por temas personales.

Hecho el daño, los homicidas huyeron mientras Yefferson imploraba a los presentes por ayuda, por una esperanza de vida. Pero la carrera para llevarlo hasta el Hospital de Piedecuesta no sirvió de nada, pues las heridas ya habían cumplido su cometido.